Y también de recordar.
Confieso que he tenido que abrir la pestaña Blogger sin pensarlo porque, de haberlo hecho, no me habría atrevido a teclear durante un rato aún con lo que me gusta el sonido de las teclas de madrugada. (Casi tanto como tus sonrisas -o el recuerdo que me queda de ellas-.)
Lo cierto es que esta noche tengo muchas cosas que contar, pero me gustaría que los cascos y la lista de reproducción escribieran por mí.
Sigo siendo la niña que he sido siempre. A veces dejo de conocerme y vuelvo a hablar de mí en tercera persona. Casi diecinueve años no han conseguido cambiar las cosas. Me sigue jodiendo perder a
Los de antes fueron tiempos muy buenos. Y doy gracias a los que hicieron soportables los momentos menos buenos. Porque he decidido expulsar los malos, en cualquier modo, tiempo y aspecto, de mi vida. Bon voyage.
Es cuestión de tiempo que todo vuelva a su sitio o que yo, por fin, encuentre el mío. Tomaré prestados unos cuantos recuerdos, para no volver a cagarla; la mano de mis imprescindibles, aunque también tendrán que agarrar del pie; y a ti... A ti te robo todas tus sonrisas. Porque, joder, qué sonrisas. Una de esas me salvaría la vida siete veces.
Tendrás que perdonar que a ti no te pida permiso, pero sabes que, después de tantas, es demasiado pronto para despedirnos otra vez. O demasiado doloroso. Tú te has quedado con un cachito de mí en cada una de ellas y pronto me las devolverás con intereses.
Y ojalá lleguemos pronto.
Ojalá no se nos haga tarde.
Ojalá me hagas soñar con los ojos abiertos.
Y vivir mas con los ojos cerrados.